Adentrándonos en la Dehesa Boyal nos dirigiremos por el camino que todos llaman de las Excavaciones, entre pastizales, retamares y encinares adehesados hasta la Villa Romana, el lugar más emblemático y representativo de Monroy; desde aquí enlazaremos con la maltrecha colada del camino de Santiago del Campo a Monroy para llegar hasta la singular fuente de las Amapolas, desde la que accederemos a la población por su parte oeste, donde nos esperan los muros del infranqueable Castillo de los Monroy, que preside señorialmente la Plaza Mayor.
La ruta discurre íntegramente por la dehesa de encinas, muy pastoreada por el ganado ovino y vacuno. En ella, aparte de testimonios patrimoniales del pasado, podremos observar la fauna típica de este hábitat, encabezada por rapaces como milanos y paseriformes como el alcaudón común, la abubilla o el rabilargo.
El terreno es llano y los caminos se encuentran en buen estado, notándose en invierno las zonas donde más se estanca el agua, que es el vado de arroyos como el de las Amapolas. Algunas charcas ganaderas diseminadas por el paisaje harán que la ruta incorpore elementos nuevos, como es el caso de la observación de aves que acuden a ellas para saciar su sed.