La ruta, que sale de la población malpartideña, se centra en gran parte de su recorrido en el Monumento Natural de los Barruecos, como no podía ser de otro modo. En algunos tramos coincide con las tres rutas marcadas de menor duración dentro del espacio natural, pero hemos estimado oportuno éste trazado más amplio para disfrutar de todos los elementos naturales y humanos que el entorno depara. Y es que durante la ruta aparecen temas para todos los gustos y aficiones: manifestaciones geológicas interesantes, y qué decir de la observación de aves, siendo la cigüeña blanca la estrella indiscutible, junto con aves acuáticas. Los amantes de las plantas tienen un interesante ecosistema con especies tan singulares como el codeso. El arte contemporáneo tiene aquí su máxima representación con las obras al aire libre y el museo Vostell-Malpartida, en extraña simbiosis con edificios ligados a la industria de siglos pasados como son el Lavadero de Lanas -Sitio Histórico- o los molinos harineros. Las personas que disfrutan con las reminiscencias del pasado tienen interesantes lugares donde ver pinturas y grabados rupestres.
Vestigios del pasado unidos a la más impactante modernidad en un lugar que parece haber estado bendecido por los dioses desde siempre y que nos ha llegado con cierto grado de pureza. Disfrutemos pues de la ruta de tal forma que las generaciones venideras puedan hacerlo con tanta intensidad como nosotros. De regreso al punto de inicio, que es también el final, podremos deleitarnos con una visita al pueblo que nos ofrece sencillos, pero no carentes de interés, ejemplos de arquitectura popular con las características alpoyatas en las ventanas de las fachadas de casas y palacios; la iglesia de la Asunción, la Casona de la Inquisición, el palacio de la plaza o una visita al museo Narbón, pueden completar gratamente una jornada de naturaleza y arte en su máxima expresión.
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